lunes, 2 de marzo de 2015

Sobre el impacto de las crecidas del Ebro: orígenes y posibles soluciones

El Ebro vuelve a inundarnos con imágenes terribles de campos, fincas y hogares anegados; gente perdiendo el trabajo de una vida y clamando por unas obras y unas actuaciones que ya, nunca, llegarán a tiempo. Quiero manifestar desde esta tribuna mi más estrecha solidaridad por sus pérdidas y mi compresión por la justa reclamación de las medidas necesarias para limitar los daños de las riadas y para compensar sus pérdidas.

Una vez atendido lo urgente, pasemos al origen del problema: estamos olvidando algo esencial, algo que el río Ebro con sus periódicas inundaciones intenta recordarnos... y es que estamos ocupando su espacio. El Ebro es un sistema dinámico que “se mueve”, pero lo hace en escalas de tiempo mayores que las nuestras y lo olvidamos. Las avenidas contribuyen a que su cauce cambie a través de los siglos (como prueba tenemos los galachos o los sotos que se forman y desparecen con cada nueva crecida). Ese dinamismo mantiene en buen estado al Ebro y por tanto contribuye a mantener el buen estado ecológico de sus aguas y riberas, como nos recuerdan especialistas como el profesor Ollero de la Universidad de Zaragoza (ver enlace 1). Sin embargo, en vez de adaptar nuestras actividades y construcciones al río, nos hemos ocupado de intentar adaptar al río a nosotros. Así, el modo de protegernos de las crecidas y de limitar sus daños ha pasado siempre por la construcción de motas y diques o por la limpieza y dragado de su cauce. Todas ellas son actuaciones cortoplacistas fruto de la improvisación y del desconocimiento profundo del funcionamiento del ecosistema fluvial; son además un despilfarro inútil de recursos públicos. Tarde o temprano llegará una riada que se lleve por delante estas soluciones. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Con el modelo actual de explotación y ocupación de los terrenos cercanos al Ebro, las medidas cortoplacistas antes citadas no van, desde luego, ni a evitar las avenidas futuras ni a limitar sus daños. Más bien al contrario. Dragar un río provoca efectos peores que el no hacerlo y además su efecto resulta ridículo; dragar un metro de profundidad en un tramo provoca tan solo una reducción de 8 cm en la altura de una avenida (ver detalles en el enlace 2). Lo mejor que puede hacerse a medio y largo plazo es reordenar los usos del suelo en las zonas cercanas al río, de modo que se compatibilice el desarrollo económico con la hidrología propia del Ebro y que se den alternativas de desarrollo económico “inmunes” a las avenidas a las poblaciones ribereñas.

Para ello, entre otras cosas, es necesario completar el deslinde del dominio público hidráulico del Ebro –esto es acotar el espacio propio del río que es de de todos-. Esto permitiría, de entrada, la reordenación de los usos del suelo en función del riesgo de inundaciones e impedir la proliferación de actividades y construcciones que empeoran el efecto de las avenidas. El problema es que el organismo encargado del deslinde, la Confederación Hidrográfica del Ebro –CHE-, hace tiempo que dejó de velar por el estado del río y por el interés general, convirtiéndose en una herramienta más al servicio del partido político de turno. Así que como medidas a medio y largo plazo, propondría la despolitización de la gestión de la CHE y su reforzamiento legislativo. En este momento, las competencias sobre la gestión del Ebro y su espacio, se hallan tan repartidas entre las diferentes administraciones (y añadiría con tan diferentes prioridades) que la protección del bien común, del río Ebro como sistema, es lo último en ser considerado…y así nos va.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y LA SOLUCION A LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ES LA PAZ Y LA REPARTICION EQUITATIVA DE LA RIQUEZ. NO HE LEIDO MAS PEROGRULLADAS DE UN PERIODISTAS DESDE HACER POR LO MENOS CINCO MINUTOS. FELICIDADES. VIVA PODEMOS.

Anónimo dijo...

Anónimo, perdería el tiempo explicandote el articulo que pareces no haber entendido en absoluto. Par el autor, desgraciadamente, la mentalidad que criticas está muy arraigada en la poblacion, no es solo cuestion de mala gestión politica pero en lineas generales, estoy de acuerdo contigo.